lunes, 18 de mayo de 2015

EL MONOTEÍSMO Y LOS ATRIBUTOS DE DIOS

Se considera que en el mundo existen tres grandes religiones monoteístas: cristianismo, Islam y judaísmo.

MONOTEÍSMO Y ATRIBUTOS DE DIOS


Sin embargo, dentro de la tradición del judaísmo, ni el cristianismo ni el Islam son monoteístas realmente. Para poder entender esta postura, es necesario aclarar algunos conceptos:

-Politeísmo: Acepta la existencia de varios dioses o divinidades y se rinde culto a más de uno de ellos.

-Monolatría: Acepta la existencia de varios dioses o divinidades, pero se rinde culto sólo a uno de ellos.

-Monoteísmo: Sólo acepta la existencia de un dios absoluto sin fuerza opositora.

El cristianismo y el Islam no son, por supuesto, religiones politeístas. Ninguna acepta la existencia de otros dioses ni rinde culto a varias deidades, pero tampoco son 100% monoteístas. Revisando sus creencias encontramos:

  • Cristianismo: En el catolicismo se cree que existe dios padre, dios hijo y dios espíritu santo, y que estas tres "personas" que co-existen son un solo dios, es lo que se conoce como "Santísima Trinidad". En el protestantismo se cree en la existencia de un dios cuya unidad está conformada por tres personas (padre, hijo y espíritu santo), algunos llaman a esto "Triunidad". En otras sectas cristianas minoritarias se considera que Jesús no es Dios pero que es un intermediario divino entre Dios y la humanidad.
  • Islam: No considera que Jesús sea Dios ni hijo de Dios, sino un profeta de origen divino aunque de menor rango que Muhammad ibn Abd Allah (Mahoma).

En ambos casos se considera a Jesús como una figura divina que intercede por la humanidad. En el judaísmo, la idea de un intercesor divino que media entre Dios y los seres humanos, se considera "avodá zará", idolatría, ya que la creencia fundamental de los judíos es que Dios es uno, único e indivisible, que se reveló directamente ante el pueblo de Israel sin necesidad de ningún mediador. Esta creencia se ve reflejada en el Shemá que rezamos cada mañana y cada noche:


"Shemá Israel Adonai Elohéinu, Adonai Ejad"

Escucha Israel, el Eterno nuestro Dios, el Eterno es uno.


No obstante, aunque nosotros tenemos un pacto con el Eterno quien nos ordena no rendir culto a otros dioses, ni seres divinos, ni intermediarios, entendemos que otros pueblos pueden entender a Dios de otras maneras y llegar a él de diferentes formas sin que para ellos esté penado de forma alguna. En cambio, para los judíos, es preferible no creer en Dios (lo cual no es necesario para ser judío) a seguir otras deidades, pues en la Torá se nos ordena:


"Yo soy el Eterno, tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre, no tendrás a otros dioses delante de mi". (Shemot 20:2-3)


Creer en un sólo Dios también tiene un origen ético, pues la adoración a varios dioses implica que uno puede ser mejor que otro, y por lo tanto habría personas superiores a otras según el poder de su dios, cosa que de hecho pasaba entre los antiguos pueblos: cuando una nación perdía una batalla, consideraba este hecho como una prueba del poderío del dios enemigo y entonces se convertía al culto del reinado vencedor (algunos reinos pensaban que las batallas que se daban en la tierra también se daban en el mundo de los dioses).

En cambio, cuando crees en un sólo dios, sabes que no hay personas inferiores ni superiores porque todos rendimos cuentas al mismo poder. Con todo, el pueblo de Israel no fue el primero en introducir el monoteísmo al mundo, se cree que esta forma de culto proviene de los Hicsos, grupo del Cercano Oriente que dominó el bajo Egipto en el siglo XVII A.E.C. y que se cree introdujo la adoración al dios Ra.

Otra creencia que está asociada al cristianismo y al Islam, es la existencia de una fuerza opositora a Dios, es decir, que Dios es el bien absoluto y que por otro lado existe el mal, a través de la figura de Satanás o el diablo, que se enfrenta con Dios, algo muy parecido a lo que ocurre en el zoroastrismo, en donde existe un dios bueno y un dios malo, y hombres que eligen seguir a uno o a otro; en el judaísmo esto está completamente descartado.

Para los judíos, Dios es la fuente tanto del bien como del mal, y no hay nada que se le oponga o enfrente. Existe un Satán (que aparece el libro de Job), pero es un ente que se opone al hombre, un ángel que tiene una misión específica que Dios mismo le ha encargado.

Satán significa "acusador", también se interpreta como "sacar de camino" o "desviar" como cuando se desvía una flecha de su objetivo. En el Movimiento Ortodoxo, Satán es un malaj (ángel) cuyo trabajo es echarte en cara las veces que te desvías de la Torá, una especie de "soplón" que le rinde cuentas a Dios de todas las equivocaciones que has cometido y que han derivado en malas acciones.

En los movimientos liberales no se cree en ángeles ni demonios para evitar caer en avodá zará, por lo que Ha Satán (conocido también como Ietzer Hará, "la mala inclinación") es una metáfora de tus propias malas acciones, en realidad te estás delatando tú mismo.

Ahora bien, Dios crea el bien y el mal; pero NO causa el mal. El mal es causado por los seres humanos al elegirlo ellos mismos por su capacidad de libre albedrío; pero también son capaces de crear, pues son a imagen y semejanza de Dios, por lo que pueden hacer cosas buenas y malas.

Ahora bien ¿qué o quién es Dios para los judíos? Es una pregunta prácticamente imposible de definir. Nadie sabe a ciencia cierta qué es Dios, finalmente la creencia en un poder superior es una decisión personal y cada uno tiene una relación diferente y personal con el creador, de ahí la frase "Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Yacob", que resalta las diversas formas de estos personajes para relacionarse con el Eterno, por eso jamás escucharás decir "Dios de Abraham, Isaac y Yacob".

Filón de Alejandría, filósofo judío allegado al helenismo, estaba convencido de que no podemos definir a Dios ni entender sus designios, por lo que sólo podemos describir lo que NO es Dios.

De acuerdo con los textos bíblicos, Dios:

  • No es una persona.
  • No tiene cuerpo humano.
  • Es uno y único.
  • Es de género masculino y femenino al mismo tiempo, o no es ninguno de los dos; pero no hay un dios masculino y un dios femenino. (Según exégesis rabínica, en los textos de la Torá se habla de Dios en términos masculinos para evitar cualquier insinuación de que biológicamente pudiera engendrar hijos; así mismo, también se menciona a la shejiná, la presencia de Dios, en términos femeninos).
  • Tiene un nombre, de hecho tiene varios nombres. Aunque existe el Tetragramatón, que sería en sí el nombre propio de Dios, este no tiene vocales y no se sabe exactamente cuál es su pronunciación (algunos creen que se pronuncia "Yawe", siendo esta palabra una onomatopeya de la respiración humana, haciendo alusión a la vida). Hay muchos otros "nombres" que en realidad son atributos de Dios:  Adonai (mi Señor o mi Amo), El Olam (Dios Eterno), El Shalom (Dios de paz), El Shaddai (Todopoderoso).
  • Nadie sabe como se ve.
  • Actúa en el mundo.
  • Tiene relación con todos los pueblos, y un pacto especial con Israel.
  • Espera un comportamiento ético: justicia y verdad.
  • Es un dios personal, cercano a todo el que lo busca de verdad.