Es una realidad de la vida que para poder comer, vestir, estudiar y para cualquier otro proyecto, se necesita dinero. Y en el caso de la vida espiritual también.
Particularmente, los servicios del templo cuestan: se paga luz, agua, reparaciones, mantenimiento, el salario del rabino o del jazán, etc., etc., etc. En este sentido, las sinagogas tienen básicamente los mismos problemas financieros que cualquier otra organización civil no lucrativa, y por lo tanto deben conseguir fondos de alguna manera para poder seguir creciendo y dando un mejor servicio a su comunidad.
La forma tradicional de las sinagogas para conseguir ingresos es a través de membresías. Se cobra una cuota a sus miembros que generalmente es flexible, es decir, hay un promedio general pero se puede ajustar para que las personas con menos ingresos puedan aportar también. Claro, hay gente en mejor posición económica que puede pagar un poco más.
Muchos sinagogas también realizan eventos de recaudación de fondos, venta de artículos, cursos y talleres que requieren de donativos, etc.
Básicamente los donativos que pueda aportar la comunidad y gente simpatizante son los que ayudan a dar continuidad a las sinagogas y otras organizaciones religiosas.
No es diferente a participar en cualquier otra organización, de manera que debes tomar en cuenta la cuestión económica al momento de la conversión, ya que también en muchos templos los cursos pueden tener una cuota particular (en sí la conversión se hace ante un Beit Din, pero alguien debe enseñarte y para eso están los cursos que pueden durar uno o varios años).
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