miércoles, 21 de mayo de 2014

JÁNUCA

Jánuca es una fiesta menor, no religiosa, lo cual significa que no tiene un origen bíblico. De hecho es la conmemoración de un hecho histórico que aconteció en Judea en el año 165 a.C.


Hasta el año 200 a.C., Judea era pertenecía a Egipto, gobernado entonces por la dinastía de los Ptolomeo. Durante la V guerra Siria (justamente alrededor del 200 a.C.), Antíoco III El Grande derrotó a Ptolomeo V Epífanes, entonces Judea se convirtió en parte del Imperio seléucida de Siria.

Al igual que Alejandro Magno, los Ptolomeos, y otros conquistadores que pasaron por Judea, Antíoco III permitió que los judíos siguieran con sus costumbres y tradiciones siempre y cuando pagaran sus impuestos correspondientes.

Tras varias batallas perdidas ante Roma, Antíoco III fue perdiendo poder y recursos. Finalmente fue asesinado en el 187 a.C. cuando se le sorprendió robando un templo en un intento desesperado por obtener dinero. Le sucedió su hijo Seleuco IV Filopátor, también conocido como Antíoco IV Epífanes.

Antíoco IV fue rey de Siria entre 187 a.C. y 175 a.C., año en el que invadió Judea e intentó apropiarse del tesoro del Templo de Jerusalem. De acuerdo los historiadores, esta intervención fue solicitada por el Sumo Sacerdote de entonces, quien en un intento por garantizar su posición y seguir administrando los ingresos del Templo, presionó a Epífanes con la promesa de que la población se asimilaría a las costumbres griegas.

En Antigüedades Judías del historiador Flavio Josefo, se lee:


"Ioshua (el Kohen Gadol = sumo sacerdote) modificó su nombre por (el más griego) Jazón tal como su hermano Jonia lo cambió por Menelao... En su competencia por asegurarse el título de Kohen Gadol (para dominar los fondos del Bet HaMikdash) se acercaron al rey Antíoco con el ofrecimiento de abandonar sus leyes y costumbres y optar por los usos de los griegos. A tal fin, solicitaron el permiso para erigir un gimnasio griego en Jerusalén. Una vez que lo lograron, hicieron desaparecer su circuncisión para practicar deportes desnudos como lo hacían los griegos".

Flavio Josefo, Antigüedades 12:3


A los judíos que querían asimilarse a la cultura griega, se les llamó helenistas.

Debido a la resistencia que hubo de una parte de la población respecto al abandono de las tradiciones judías, el rey Antíoco decidió forzar la asimilación mediante leyes que penaran el estudio de la Torá. Saqueó la ciudad, profanó el Templó de Jerusalén erigiendo una estatua dedicada a Zeus, suspendió los sacrificios de expiación y en vez de eso ordenó sacrificar cerdos, también prohibió la circuncisión.

Estos actos provocaron la rebelión del pueblo, fue entonces cuando un grupo decidió defender Judea, encabezado por el sacerdote Matitiahu y sus hijos Jochanan, Simeón, Eleazar, Jonathan y Judá (la familia era conocida como los "Asmoneos"). En 166 a.C. Matitiahu fue derrotado y le sucedió en la revuelta su hijo Judá quien adquirió el sobrenombre de Yehuda HaMakabi (Yehuda "El Martillero" por el martillo que usaba como arma de guerra), de ahí que a estos defensores se les denominara "macabeos".

Otras fuentes aseguran que el nombre Makabi es un acrónimo hebreo de la frase "Mi Camoja baelim Ado-nai" ¡Nadie es tan grande como tú, Dios!".

Finalmente, en 165 a.C. los Macabeos lograron vencer a los soldados de Antíoco, recuperaron y limpiaron el Templo, lo re inauguraron y lo dedicaron a Dios. De ahí que la festividad se llame Jánuca, que significa "inauguración" o "dedicación".

Nuevamente Flavio Josefo describe esta victoria:


"Y Judah celebró el festival de la restauración de los sacrificios del Templo durante ocho días, y no omitió ningún tipo de placer; sino que los festejó con ricos y espléndidos sacrificios; y honró a Dios, y lo deleitó con himnos y salmos. Estaban tan alegres con el restablecimiento de sus costumbres cuando, luego de un largo intervalo, inesperadamente recuperaron la libertad de su culto, que hicieron ley para la posteridad el guardar esta festividad, en recuerdo de la restauración de su Templo de culto, durante ocho días. Y desde entonces y hasta ahora es que celebramos esta festividad, y la llamamos Luces. Yo supongo que la razón debido a esta libertad que estaba más allá de nuestras esperanzas se nos presentó, y por lo tanto este nombre fue dado a la festividad. Judah también reconstruyó las murallas alrededor de la ciudad, y construyó torres de gran altura en contra de las incursiones de los enemigos, y puso guardias en ellas. Y también fortificó la ciudad de Bet Sura, para que pueda servir como citadela en contra de cualquier peligro que pudiese venir de nuestros enemigos."


Posteriormente, este relato bélico fue añadido en los libros Macabeos I y II considerados como apócrifos. Ahí se describe que además de la victoria se presentó un milagro ocurrido el 25 de kislev, por el cual fue posible la restauración del Templo en esa fecha.

Es en el Talmud en donde se describe con detalle el milagro del 25 de kislev: al recuperar el templo todo estaba profanado, incluyendo el aceite para encender la Menorah -el candelabro de 7 brazos-. Los macabeos encontraron sólo un frasco de aceite apto para encender la lámpara, suficiente para un día, pero milagrosamente el frasco alcanzó para mantener el fuego encendido durante ocho días, tiempo en que se pudo preparar más aceite.

Se cree que ya anteriormente el encendido de las luminarias era parte de la celebración de la finalización de la cosecha de aceitunas, que se festejaba en el Primer Templo, y que antes de la victoria de los Asmoneos ya existía una festividad del aceite. También se dice que muchos rabinos pensaban que a la batalla de los macabeos le hacía falta un componente más espiritual, por lo que añadieron "el milagro del aceite" para subrayar el carácter divino del éxito obtenido y aprovechar las festividades del solsticio de invierno ya existentes (que competían con otros festejos invernales paganos en donde también se encendían velas).

Para conmemorar esta festividad se enciende una Janukiá durante ocho días. La Janukiá es un candelabro de 9 brazos, ocho de ellos alineados y uno de soporte llamado "shamash" (se usa para encender las otras ocho luces, por lo tanto no cuenta como parte de las luminarias y debe estar separado o resaltar del resto de las velas de alguna manera).

Las luminarias de la Janukiá pueden encenderse con aceite de oliva (el aceite que se usaba en el Templo) o con velas. Se enciende una diferente cada noche, se agregan de derecha a izquierda y se encienden de izquierda a derecha (así como se lee un libro hebreo), de la siguiente forma:

1. Se enciende el shamash y se recitan las bendiciones correspondientes:

"Baruj atá A-do-nai E-lo-heinu melej haolam asher kideshanu bemitzvotav vetzivanu lehadlik ner Janucá."

Bendito eres Tú, Dios nuestro Señor, Rey del Universo, Quien nos ha santificado con sus preceptos y nos ha ordenado encender la vela de Janucá.


"Baruj atá A-do-nai E-lo-heinu melej haolam sheasá nisím laavotenu baiamim hahem bizmán hazé"

Bendito eres Tú, Dios nuestro Señor, Rey del Universo, Quien hizo milagros a nuestros antepasados, en aquellos días, en esta época.


2. La primera noche se coloca una vela en el extremo derecho de la Janukiá, se enciende con el shamash.

Sólo la primera noche se recita shehejeianu:


"Baruj atá A-do-nai E-lo-heinu melej haolam shehejeianu vekiemánu vehiguianu lizman hazé".

Benidto eres Tú Dios nuestro Señor, rey del Universo, Quien nos otorgó vida, nos sustentó y nos hizo llegar hasta la presente ocasión.


3. La segunda noche se coloca una vela más a la izquierda de la primera, después de encender el shamash y recitar las bendiciones, se enciende la vela colocada a la izquierda y luego la que colocamos la primera noche. Se hace así hasta terminar cada una de las ocho noches.

Se ejemplifica en los siguientes videos:





Después de encender las velas de Janucá se recita el Hanerot Halalu:


"Encendemos estas velas con motivo de las salvaciones, milagros y maravillas que has realizado para con nuestros antepasados en aquellos días en este época, por intermedio de Tus Santos Sacerdotes. Estas luces son sagradas durante los ocho días de Janucá, y no nos es permitido emplearlas de ninguna manera sino solamente observarlas para agradecer y alabar Tu gran Nombre, por Tus milagros, maravillas y salvaciones".


Las velas deben permanecer encendidas por lo menos media hora después de la aparición de las estrellas, y hora y media los viernes (esto es porque las velas de Jánuca se encienden antes de las de shabat, en este día las velas no pueden volver a encenderse si llegaran a apagarse por alguna razón).

La Janukiá se coloca cerca de una ventana o al lado de una puerta (por costumbre se coloca del lado contrario a la mezuzá, para estar rodeados de mitzvot), así otras personas pueden ver las luces, de esta manera se proclama públicamente el milagro del aceite y la victoria de la libertad.

La Janukiá se enciende al anochecer, pero preferentemente debe hacerse cuando todos los miembros de la familia estén presentes.

Después del encendido de las velas se acostumbra cantar canciones, las familias también cenan juntas y tradicionalmente preparan alimentos fritos como los latkes (unas tortitas de papa) y los sufganiot (buñuelos rellenos de mermelada).

También se acostumbra que los niños jueguen con una perinola ("suvivón" en hebreo, "dreidel" en Idish) marcada en cada uno de sus cuatro lados con las iniciales hebreas de la frase "Un gran milagro sucedió allí" (en Israel la frase es "Un gran milagro sucedió aquí"). Se juega con las siguientes apuestas:


  • Nun.- No ocurre nada, el jugador siguiente gira el Sevivón.
  • Guimel.- Quien hizo girar el Sevivón se lleva el pozo.
  • Hei.- Quien hizo girar el Sevivón se lleva medio pozo.
  • Shin.- Quien hizo girar el Sevivón agrega al pozo la misma cantidad que hay.

Este juego viene de la época de la prohibición de estudiar la Torá, se dice que entonces los niños estudiaban clandestinamente, y cuando se acercaba un soldado para averiguar que estaban haciendo simulaban jugar con el trompo.

También se acostumbra regalar monedas u otros obsequios a los niños (Janucá Guelt o Maot Janucá), particularmente la cuarta o quinta noche. Esta costumbre también sirve para enseñar a los niños a aumentar sus acciones de caridad.

Jánuca es una festividad considerada "menor", es decir, que no fue establecida por la Torá, por lo que las actividades de la vida cotidiana se llevan a cabo con normalidad (en Israel las empresas abren, los niños van a la escuela, la gente trabaja, etc.).

De la festividad de Jánuca se aprende:

"Un poco de luz, puede disipar mucha oscuridad".

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